sábado, 7 de septiembre de 2013

y un día se me dio por volver...

Es ese sabor amargo en la boca, el gusto a nada, el recuerdo de un lejano dolor, el verso que no fue. Sellamos nuestras cicatrices con nuevas cicatrices, las convertimos en marcas registradas de un algo que fue, pero no debemos olvidar que aquello que NO fue y que NO es, nos marca también y aveces aún mucho más.
 Son los pasos invisibles, el deseo inquieto, el desnudo inerte, el mate dulce, ese libro, ese beso, ese viaje que pudo ser, esa decisión equivocada, una palabra injusta, un abrazo esquivo.
 Entonces somos muchas versiones de nosotros mismos, creadas por lo que fuimos, por lo que somos y por lo que podríamos haber sido.
A veces siento que nada realmente ha cambiado, que los pequeños golpes de la vida no han podido conmigo y en el fondo soy esa misma niña que tenía 3 años y jugaba con su amigo invisible.
¿Acaso no todos seguimos teniendo ese amigo invisible? que tal vez no tenga un nombre, ni una imagen, pero ese amigo invisible es nuestro temor, nuestro miedo, nuestra soledad. Lo vemos y no lo vemos, pero está allí agazapado a nuestro lado, inerte, fuerte, imbatible. Yo soy yo junto a él, un pequeño cúmulo de versiones de mí.


 Y en este sábado de alerta meteorologico, se me dio por escribir y reabrir este blog un tanto olvidado..

1 comentario:

••• Jade ••• dijo...

Deberías escribir
... de nuevo