lunes, 11 de mayo de 2009

conexión

Todos queremos en algún momento desconectarnos del mundo, aislarnos, huir, yo propongo todo lo contrario:

Conectarse con el mundo
suena cliché, pero es mucho más simple y fácil de lo que parece.

Ayer lo experimenté, me fui a pasar el día a Alta Gracia con la familia, tuve la necesidad de alejarme del ruido, de los chismes familiares, de las risas, de las preguntas, de los cuestionamientos, de las discusiones.

Teniendo en cuenta que el lugar era propicio, me quedé quieta y entonces me dispuse solo a escuchar el canto de los pájaros, el sonido del agua que corría tranquila allá abajo en la montaña, observar el paisaje, cada detalle, cada hoja de los árboles, cada verde, cada marrón, cada planta.

Sentí el sol pegándome en la cara, mis mellijas se sonrojaban y el calorcito se adueñaba de mi piel, pude sentir la brisa del viento, refrescándome, acariciándome.

Entonces me concentré en cada uno de mis sentidos, todos puestos en juego y a la vez. No pensé en nada, solo sentí, los giros de mis pensamientos se volvieron cero, el bullicio de mi sien se acalló, y ahí estaba yo en el mundo, en el mundo real, vivenciándolo sin prejuicios, sin ruidos, quieta, distante.

Paz..

y tan solo por un momento, no hubo pensamientos, no hubo recuerdos, no hubo autocuestionamientos, solo silencio, paz interior. Conexión con la naturaleza, con la vida, con todos mis sentidos....

Más tarde también intenté este ejercicio, mientras tomaba un café, pude sentir el sabor amargo medio dulzón, me concentré en el sonido del líquido absorbido por mis labios, el ruido de la taza chocando con el plato, la textura de la loza en mis manos, el olorcito a café... y fue nada...solo disfrutando un café en una jornada dominical.

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