Camino descalza por la casa, sensación de placer, el sentir las caricias frías de las baldosas en la planta de mis pies.
Zumbido de mis canciones, de mis recuerdos, de mis memorias, de mis fotos.
Zumbido de velocidad, repaso claro, atareado, de cada uno de mis versos.
Sigo caminando descalza, más frío en mis pies, más viento a mis ideas. En enero todo baja a cero, todo se esconde, todo es bullicio. Pero el calor agobia, el calor calma mi mente, obligada a refrescarse, sin querer, sin poder….
Llego al patio, verde para mis pies, celeste y rayos de sol para mi vestidito… Ruido, sabor, olor a verano.
Verano de estreno.
(Y la cabeza no para de moverse, en agitados movimientos, revuelos histéricos.)
Mi vestidito se menea al viento, ahora todo huele a lluvia, y caen finas capas transparentes que persiguen la piel, que se estrellan en chispeantes acordes sonoros.
(Lávate cabecita.)
Mis pies, embarrados de esperanzas, ilusiones, de renovadas ansías. Mis pies y mi vestidito, mis manos y mis pulseras, mis ojos y mis collares, todo es agua, agüita clara, agüita salada.
Todo será mar, pies de arena… porque en enero todo es cero.
Mis pies están calzados, agobiados, acalorados… y mi vestidito guardado.
Los trocitos de mi alma, aguardan enero…
(Aguarda cabecita, no te muevas… no te pierdas…acordate, que en enero, Todo es cero.)
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